En un pequeño pueblo, habitaba un gran personaje: él, abogado, para su comunidad y vecinos era un ser muy natural, pero sin embargo reflejaba su tristeza, actuaba con costumbres muy fuera de lo común y, la soledad era su mayor compañía. Tiempo después, pasando por un paraíso completamente desierto y el caer en la depresión absoluta, éste, fue llenado de malas energías e inexplicables comportamientos, lo cual produjo la invasión de grande daños y "brujerías" en su ser y espíritu; se dice que éste hecho maligno se dió por la envidia de algunas personas habitantes de aquel pueblo.
Al poco tiempo llegó a su vida un supuesto personaje "sanador de todo mal"; natural en sus labores , pero apariencia plenamente elevada a lo irreal; éste le pidió al abogado recoger todos aquellos frutos y animales que dejaron huella y causaron un gran significado en su corta vida de felicidad. La acción de pensar y ver el mundo para el abogado, cambió por completo, para así convertirse en humano natural; comprendiendo y aceptando todo aquello que lo rodeaba, su entorno; era su base y razón para el desarrollo de su profesión.
Cuentan algunos habitantes de éste pueblo que "el sanador" y el abogado iniciaron rumbo lejos de allí, sin límites, en busca de la curación de aquellas heridas y maldiciones que tanto los atormentaba. se dice que años después, éstos personajes encontraron al fin la más grande respuesta a los malos pensamientos y acciones que llevaban en mente; fue entonces la naturaleza aquella gran base de la felicidad eterna.
Autor: Sebastián Montoya Hurtado
1ºer Semestre de comunicación social
Fundación Universitaria Luis Amigó.
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